“Se encontraron y juntaron sus palabras y sus pensamientos” (Popol Wuj)
“Y la Palabra se hizo carne y puso su tienda entre nosotros” (Juan 1:14)
Mensaje final
A nuestras hermanas y hermanos de los
pueblos originarios del mundo - A
nuestras hermanas y hermanos unidos por la fe en Jesucristo - A
todas nuestras hermanas y hermanos que sueñan y luchan por un mundo donde todos
quepamos con dignidad y justicia
Amanece
nuestro encuentro en un día, Jun Tz’ikin, cuando se teje la Palabra, y los
pájaros anuncian la llegada de los hermanos del Cono Sur, la Amazonía, los
Andes, el Caribe, Mesoamérica, los hermanos del Consejo Latinoamericano de
Iglesias y solidarios de Europa. Con el olor de la albahaca, el pom, el mate y
el cacao; con el sonido del tum, el caracol, el kultrun, la marimba y las
maracas; en medio de las ofrendas de nuestros pueblos se va formando el altar. Nos
reunimos, del 26 al 30 de septiembre de este año, en el lugar que nuestros
hermanos mayas llaman Uk’u’x kaj-Uk’u’x ulew (Corazón del cielo-Corazón de la
tierra). La lluvia, el sol y el frío nos arroparon al igual que la brisa del
lago de Atitlán, que simboliza el paso del sufrimiento y el dolor del pueblo
maya a su refundación y de todos nuestros pueblos.
Fuimos
convocados por el Gran Espíritu y hemos respondido desde las cuatro esquinas de
Abya Yala. Trajimos nuestra palabra y la palabra de nuestras abuelas y abuelos.
Presentamos nuestras flores, espinas y frutos, lo que vimos y sentimos, lo que
oramos, proclamamos y denunciamos:
Amaneció
el primer día, Kieb’ Ajmaq. Recordamos cómo expresaban, cómo analizaban nuestros
abuelos la realidad, qué rescatamos de sus prácticas. “El dolor de tu hermano
es mi dolor. Nuestra lucha es de hermandad, de igualdad”, relata una hermana
guna sobre la palabra sagrada de Ibeler. También analizamos nuestra realidad de
hoy con el canto, la danza, los ritos, los idiomas; con el teatro, la oración,
bendiciones y escritos, con todo ello fuimos exponiendo nuestro análisis y
denuncias de hoy: asesinatos, impunidad, amenazas por todas partes a nuestros
territorios, mega proyectos hidroeléctricos y mineros devastadores, leyes contra
la vida, gobiernos serviles del neoliberalismo, destrucción de la madre
naturaleza con agronegocios, venenos y transgénicos, criminalización de líderes
y luchas sociales. Pero también, resistencia de mujeres y ancianos, revitalización
de ritos que consolida la identidad, el servicio de hermanos que fortalece a
muchos.
Y
amaneció el día segundo, Oxib’ No’j: bebimos de la sabiduría de nuestras grandes
sabias y sabios, que hoy nos ayudan para encontrar los caminos de Dios. ¿Qué
símbolos, qué signos, qué formas, qué palabras, qué luces traemos desde
nuestros pueblos para iluminar la oscuridad de las sociedades en que vivimos?
Esa fue nuestra tarea.
Enriquecidos
con la fuerza espiritual originaria, que nos abrió el corazón y nos reafirmó
que Dios camina con nosotros, hablamos de nuestras luchas por la armonía de la
vida, del compartirnos en especial con los pobres y enfermos, de la comunidad
organizada con actitud de servicio, de la solidaridad con los migrantes, de la
unidad en la diversidad. Son valores contrarios a la sociedad neoliberal y que
nos ayudan a todos –indígenas y no indígenas- a superar las terribles y
sistemáticas amenazas que matan y destruyen nuestros pueblos y a la Madre
Tierra. Nuestro trabajo comunitario se inspira en la palabra sagrada sobre la
organización de las hormigas-arrieras. Debemos ser valientes colibríes para
enfrentar a los grandes enemigos. Los sueños, la danza, los cantos nos dan
fuerza para llegar al fondo de estas verdades.
Aclareció
el día tercero, Kiejeb Tijax: Vimos y sentimos, recordamos y reconocemos cómo
nuestros pueblos asumieron compromisos para vencer el mal y vivir los ideales
de sus culturas. También qué compromisos hace falta asumir –o continuar
asumiendo- hoy para no permitir que destruyan nuestra tierra; cómo transformar
esa realidad de muerte en que vivimos, cómo caminar hacia la construcción de
nuestra tierra sin mal.
Son
innumerables los retos y compromisos que tenemos hacia adelante. Gracias a
nuestro Dios, Madre-Padre, son muchas las cosas que ya estamos haciendo.
Creemos que hay algunos compromisos imprescindibles que hoy reafirmamos:
Como
pueblos originarios:
1. Seguiremos
profundizando en la sabiduría ancestral (cantos, danzas, rituales, la palabra
sagrada de nuestros abuelos) y compartirla con nuestros jóvenes y niños.
2. Fortaleceremos el
valor y la participación de la mujer buscando la de justicia género en nuestras
comunidades.
3. Mantendremos el
diálogo comunitario para mejorarnos y unirnos más. Huir de la división como de
la peste.
4. Entregaremos
nuestras flores a los pastores de nuestras iglesias.
Como
hermanos no indígenas:
1. Seguiremos
acompañando, asumiendo como nuestra, la suerte de los pueblos originarios.
2. Presionaremos a
los gobiernos para que reconozcan, respeten y garanticen los territorios y los
derechos de los pueblos indígenas.
3. Denunciaremos
ante los organismos internacionales las violaciones, criminalizaciones y
violencias a la vida y dignidad de los pueblos indígenas y de los pueblos en
aislamiento voluntario.
Todos
juntos, como hermanos:
1. Construiremos
alianzas y redes, con respeto y tolerancia, para lograr la vida plena para
todos.
2. Denunciaremos las
amenazas del sistema perverso en que sobrevivimos (por ejemplo, la desaparición
de los 43 jóvenes de Ayotzinapa y el genocidio del pueblo guaraní-kaiowa).
3. Trabajaremos
profundamente en la reconstrucción de nuestra casa común, defendiendo los
territorios de los pueblos.
4. Haremos procesos
serios de diálogo interreligioso que nos hermanen y nos enriquezcan.
5. Trabajaremos por
descolonizarnos todos como iglesias y sociedad.
En
la esperanza y resistencia de los pueblos, tejeremos con estos y otros bejucos
e hilos, el petate y el bordado del futuro de la humanidad, según la Palabra de
Dios que nos ha sido entregada. Que el Corazón del cielo-Corazón de la tierra
nos dé la fuerza para seguir peregrinando juntos hacia la plenitud de vida.
Delegação brasileira |
¡Mientras luchamos, soñamos, danzamos y cantamos,
contribuimos a la llegada de los cielos nuevos y la tierra nueva!
Panajachel,
Joob’ Kawok, Oxlajuj B’aktun, Maj Katun, Oxib Tun, Kajlajuj Winal, B’elej’lajuj
Kin, Kieb’ yax (año 5,132 del calendario largo maya)
30
de septiembre de 2016.
Esse Encontro de Teologia Índia, na Guatemala, em setembro de 2016, foi sem dúvida, uma ocasião de rara oportunidade para reflexão sobre as graves questões envolvendo a sobrevivência dos nossos povos originários, em todo continente latino-americano, bem como a garantia do riquíssimo patrimônio cultural, espiritual, religioso e étnico, desses irmãos que, por sua resistência e luta corajosas, revitalizam os ritos, consolidam suas identidades, fortalecendo suas raízes e através do serviço aos mais fragilizados, ajudam a superar a destruição da Mãe Terra, perpetrada pela ganância e insensibilidade dos invasores. Os trabalhos comunitários, inspirados na Palavra Sagrada, animam o enfrentamento dos inimigos e seus desafios....
ResponderExcluir